sábado, 2 de agosto de 2008

PIEZA DEL MES DE AGOSTO


Mancerina
Plata moldeada, repujada y fundida
6 x 19,8 x 8 cm
Blas Amat
Taller sevillano. Entre 1730 y 1740
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra

Marcas: de los artífices (AMATe) y (ROMERO), la Giralda de Sevilla y del marcador Juan Caballero (CAVALLo).

El gusto por el chocolate en las Españas del Antiguo Régimen trajo consigo la invención de piezas de platería o cerámica para su consumo.

Una de las más curiosas es la pieza que presentamos, que debe su nombre a un Virrey del Perú del siglo XVII, el Marqués de Mancera: «por lo que se dixo Mancerina, y después con mayor suavidad Macerina» nos aclara el Diccionario de Autoridades de 1734, que la describe como una «especie de plato o salvilla, con un hueco en medio, donde se encaxa la xicara, para servir el chocolate con seguridad de que no se vierta».

Aunque abundaron las mancerinas de loza, las más refinadas se fabricaron en plata. La que nos ocupa fue realizada por Blas Amat, un reputado platero sevillano cuya producción, que se encuadra entre 1729 y 1780, evidencia un gusto rococó que no se advierte en esta pieza. Se ayudó de otro platero, quizá Clemente o Juan Silvestre Romero, que debía trabajar de oficial en su taller.

La mancerina consta de un plato redondo, decorado con gallones y escotadura de ovas, y un trípode de recuerdo abalaustrado que sujeta el anillo en el que se insertaba el pocillo o jícara. Aunque su uso como tal en el convento no está documentado, pudo pertenecer a alguna religiosa. Sea o no, en el siglo XVIII, la comunidad de monjas adquiría regularmente cacao de Caracas para consumo como bebida o cobertura de dulcería.

Mas olvidada su primitiva función y perdido el pocillo de loza, servía como purificador junto al Sagrario, acogiendo, ahora, un vaso, de plata moldeada con labores mecánicas, realizado en un taller de Córdoba en 1816.

Juan Carlos Rubio Masa