martes, 1 de septiembre de 2015

PIEZA DEL MES - SEPTIEMBRE 2015


Aureolas de santidad
Plata en su color cincelada
 

Nimbo:
19 cm Ø
Miguel María Palomino
Taller sevillano
1777-1829


Diadema:
18 x 21 cm
Sin marcas
¿Taller cordobés?
Finales del siglo XVIII o principios del XIX

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra


Las imágenes de los santos, aunque también las de los dioses o héroes de la mitología antigua, se reconocen por los atributos que portan. Entre ellos los hay individuales, o propios del santo al que identifican, y genéricos o universales, que suelen ser comunes a todos los santos.


Entre estos últimos, el obligado es la aureola. Ya en 1726, era definida en el Diccionario de Autoridades como «la diadéma, esphéra, ò círculo de luz que se pone, ò con que se pintan las imágenes de los Justos que la Iglésia ha beatificado, ò canonizado, de quienes es señal distintiva». También se denomina nimbo, pero hubo que esperar a la edición del diccionario de 1884, para que se incluyese aceptando su sinonimia.

Su origen es helenístico. Un halo de rayos cercaba la cabeza de Apolo para denotar la luz que irradiaba como dios del sol. Los emperadores romanos, como signo de majestad, fueron los últimos en utilizarla en las monedas que acuñaban.


Para el cristianismo fue tan solo un préstamo, aunque se trocó su carácter divino en atributo de santidad. No por ello dejaron de usarlo los emperadores bizantinos para circundar sus cabezas en los mosaicos conmemorativos. En Occidente, antes del año mil, los hubo además cuadrados, que encarnaban la tierra e indicaban que el personaje estaba vivo. Y triangulares, pero con el tiempo solamente éstos lo llevan las imágenes del Padre Eterno.


Las dos piezas que contemplan, obras de talleres de platería andaluces a caballo de los siglos XVIII y XIX, evidencian su estética rococó en el uso de rocallas.