viernes, 20 de noviembre de 2020

EXPOSICIÓN TEMPORAL / LOS CAMINOS DE LO SAGRADO

 
 

Los caminos de lo sagrado

Cuando el papa Inocencio X dicen que exclamó ¡troppo vero! ante su retrato ejecutado por Velázquez, su pretensión quizá fuese mostrar un elegante distanciamiento o desconcierto ante una obra que bien sabía él que reflejaba cabalmente su desasosegada alma y su agitada vida.

A los retratistas palatinos se les exigía destreza y buenos oficios, pero sobre todo se les pedía que pintaran naturalezas muertas, rostros solemnes y bonitos terciopelos, nada que manifestara la intimidad de sus regios modelos. Porque refleja la vida interior del papa no podemos olvidarnos del cuadro cuando nos alejamos de él. Nos ha conmovido y sigue ahí.

Las fotografías de Rafael Sánchez nos emocionan (acentúan nuestra sensibilidad) y enseñan (nos ilustran y aportan conocimiento) porque también persiguen un interés más profundo cual es sacar a la luz la vida íntima de lo que retrata, captar un instante y sorprender una clave para ahondar en el desciframiento de nuestra condición a partir de una experiencia privilegiada de lo humano: la experiencia religiosa.

El universo de lo sagrado y sus caminos a través de las manifestaciones cultuales y festivas de la religiosidad popular son el asunto de esta colección. Lo sagrado a través de la etnografía y de lo cotidiano, de lo sencillo, familiar e íntimo. Una religiosidad desinformada de dogmas y que juzga la divinidad cercana e ingenua, simple y elemental.

Buena parte de estas fotografías nos muestran cómo la religiosidad une o religa al individuo no solamente con lo sagrado y trascendente, sino fundamentalmente consigo mismo, con las tradiciones del pueblo y con la identidad del grupo, con las devociones familiares y con las de los antepasados.

La devoción y la fiesta religiosa se convierten así en un continuo que liga al padre con el hijo o al abuelo con su nieto, un continuo que –así mismo– los vincula a un lugar.

Tiempo y espacio quedan así ligados en la lectura ritual y colectiva del Libro de los Milagros durante la romería de los Remedios de Fregenal o en ese padre de La Umbría (Huelva) al que su hijo endomingado acompaña y ayuda a portar el estandarte en una procesión mariana. El cohetero de Jabuguillo junto a la comunidad ortodoxa de Madrid, el mayordomo de La Umbría ofreciendo gañotes y anisete al lado de la sobria adustez de una pastora calvinista, los aguadores de Aracena y los bautismos fluviales de los Testigos de Jehová, los monaguillos de Alájar, Fuenteheridos, los danzantes de la Virgen de Hinojales o los rubios y uniformados mormones de Sevilla, todo expresa el fondo sacro que aún perdura en una sociedad –aseguran– secularizada.

La fiesta y el ruego, la celebración y la súplica, son los dos momentos de la religiosidad popular más propicios para sorprenderla. El exvoto, la vela y los actos propiciatorios son recuerdos y donaciones que testimonian la gratitud a una divinidad accesible y consoladora.

Las fotografías registradas en Fátima o Lourdes, sus desfiles de convalecientes y los objetos personales que se dejan en los templos, todas estas fotografías de Rafael nos hablan del carácter universal del sufrimiento y de la enfermedad, de la necesidad de explicarnos y precavernos del dolor, pero también nos evocan y ayudan a dotar de significación a esos otros “santuarios” improvisados, callejeros y espontáneos que se organizan donde el fanatismo terrorista ha celebrado su macabro ritual, otra forma de expresión del fondo sacro y simbólico de la condición humana.

Todo este material fotográfico supone, principalmente, una valiosa aportación al enorme e inacabable inventario del patrimonio etnográfico de los pueblos extremeños y andaluz, también portugués, sociedades fronterizas y a la vez encadenadas a un universo simbólico mucho más compartido y similar que el que las demarcaciones territoriales y jurisdicciones políticas se obstinan en mostrar.

Alberto Guallart 





Los caminos de lo sagrado
Fotografías de Rafael Sánchez

Exposición temporal
Galería alta del Museo
Del 25 de noviembre de 2020 al 24 de enero de 2021

 

martes, 10 de noviembre de 2020

ESPACIO DONACIONES / NOVIEMBRE 20 - MAYO 21


 

Durante los próximos seis meses el Espacio Donaciones mostrará las siguientes obras pictóricas donadas al Museo:

Silvia Soto
Pasado & Presente
Acrílico sobre lienzo
100 x 50 cm
2008
 
Carmen Urbano
Silencios
Acuarela
70 x 50 cm
2008
 
Eduardo Millán Sañudo
Nardo
Óleo sobre lino pegado a tabla
18 x 23.5 cm
2012
 
Antonio Lara Luque
Por amor
Tinta sobre papel
25 x 25 cm
2012
 
Carmen Montoro
Espacios y límites
Óleo sobre tabla
40 x 40 cm
2012
 
Andy García
La bella austeridad
Mixta sobre lienzo
60 x 45 cm
2012



 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ESPACIO DONACIONES
Del 10 de noviembre de 2020 al 16 de mayo de 2021

domingo, 1 de noviembre de 2020

PIEZA DEL MES / NOVIEMBRE 2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cruz relicario
Madera, cristal, hierro, telas, papel,
tinta y restos orgánicos
49.7 x 33.2 x 1.9 cm
Siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra



Desde los primeros siglos, la Iglesia ha venerado los restos de los mártires tanto para honrar su memoria, como para fortalecer la fe de los fieles al considerarlos referentes de conducta evangélica.

Una muestra de la devoción a las reliquias es esta sencilla cruz relicario que contiene, en su frente, dieciocho tecas circulares con restos de otros tantos mártires de los primeros siglos. Realizada a mediados del siglo XVII, guarda la colección particular de un devoto, quizá una monja o fraile, que la destinó a estar colgada en alguna capilla u oratorio. 

El conjunto, que acoge restos de cristianos inmolados por su fe entre los siglos II a IV, parece estar encabezado por santa Jucundina, cuya teca se encuentra en la cúspide de la cruz. Otras siete se distribuyeron en el patibulum para guardar reliquias procedentes del cementerio de Calixto, de las once mil vírgenes o del papa san Ceferino. Mientras que las ocho del pie del árbol se destinaron a contener las de santa Felicitas y de sus siete hijos mártires: santos Felipe, Vidal, Félix, Jenaro, Marcial, Alejandro y Silvano. 

A través de la veneración de estos minúsculos fragmentos óseos, los devotos sentían cercanía con la santidad, experimentaban una unión espiritual con aquellos que gozan ante Dios de la vida eterna alcanzada por su martirio.

 

 

 

 

Galería alta
Hasta el 30 de noviembre de 2020