martes, 31 de enero de 2012

PIEZA DEL MES DE FEBRERO

Bendición del abad

Grabado calcográfico a buril
36,5 x 24,5 x 9 cm
Francesco Villamena
En Pontificale Romanum Clementis VIII Pont. Max. iussu restitutum atque editum.
Impreso por Giacomo Luna
Roma, 1595
Parroquia de la Candelaria, Zafra


El Pontifical Romano de 1595 es un voluminoso libro que recoge el ritual seguido en la capilla papal y, por extensión, en el resto de las iglesias católicas.
Publicado por el papa Clemente VIII (1592-1605), en sus páginas se va desgranando el ceremonial de la ordenación de presbíteros, la consagración de obispos, altares o cálices y la bendición de abades, iglesias, cementerios o campanas. Incluso marca el protocolo que ha de seguirse en el recibimiento de prelados, en las visitas a las parroquias o en el ordenamiento de los sínodos. Sin obviar ceremonias como la de coronación de reyes, el recibimiento de emperadores o la bendición de banderas de guerra y armas.
Plagado de estampas, el Pontifical es una obra instructiva al ilustrar los ritos descritos. Fueron realizadas a buril sobre planchas de cobre por el grabador italiano Francesco Villamena (1566-1625). Como discípulo del holandés Cornelis Cort, en Roma, en su producción abundan las escenas de género; aunque, también se llegó a ocupar de las láminas arquitectónicas de uno de los libros de Vignola (1617).
Nueve grabados ilustran el rito de bendición y juramento de un abad, que culminan en el que, arrodillado ante el altar, exhibe los ornamentos de su rango eclesial: la mitra y el báculo pastoral. Un ritual que hubieron de seguir los catorce abades mitrados, que tuvo la colegiata de Zafra en sus algo más de doscientos años de existencia.
Esta joya bibliográfica perteneció al obispo de Badajoz Félix Soto Mancera, que legó a su muerte, en 1910, parte de su espléndida biblioteca a la colegiata en la que había sido bautizado en 1849.
Juan Carlos Rubio Masa

viernes, 27 de enero de 2012

EL MUSEO RESTAURA (2)

Las tablas de los santos Pedro y Pablo restauradas

Óleo, 49 x 22 cm. Siglo XVII
Parroquia de la Candelaria



Estado tras la restauración



Estado inicial de las obras. Evaluación de daños:
Suciedad superficial. Ataque xilófago. Pérdida de policromía y estuco. Repintes puntuales y salpicaduras de barnices. Zonas afectadas con quemaduras. Pérdidas volumétricas de soporte.

Proceso de conservación y restauración:
Limpieza de la policromía con disolventes aplicados con hisopos de algodón más medios mecánicos (bisturí).
Eliminación de purpurinas con disolventes de rápida evaporación
Desinsectación con Xylamon mediante jeringuilla en todos los agujeros provocados por el ataque de insectos xilófagos.
Sellado de agujeros de carcoma y de faltas de la madera con pasta de madera
Aplicación de tapaporos celulósico en el reverso.
Unificación del reverso mediante una capa de tinte y cera.
Reintegración de lagunas en la preparación con estuco de restauración elaborado con sulfato de cal.
Reposición del arco y columnas con estuco mediante la técnica de bajo nivel
Reintegración con acuarela y matización con pigmentos restauro con la técnica de los 3 colores (amarillo, rojo y verde)
Reintegración con restauro de dorados
Reintegración de la policromía con acuarela de pigmentos puros y matización con pigmentos al barniz Restauro Maimeri.

Recomendaciones de conservación:
La humedad y temperatura a la que se debe mantener la obra tienen que ser lo más estables posible ya que con las fluctuaciones, sobre todo si son bruscas, se corre el riesgo de que sufra alteraciones físicas, químicas y/o biológicas; el rango idóneo sería de 18ºC +/- 2ºC para la temperatura, y un 60% +/- 5% para la humedad relativa.
No hay que colocar la obra bajo los rayos del sol o de fuentes de luz directa demasiado cercanas por que pueden dañar la policromía, recalentar los materiales dando lugar a su contracción, y favorecer la proliferación biológica.
Para evitar los daños irreversibles que el fuego produce lo mejor es que no se ubique cerca de velas, material inflamable o cualquier otro sistema que pudiera hacerla arder.
También hay que alejarla de posibles focos de infestación como humedades, maderas atacadas por xilófagos o mohos, o lugares donde puedan acceder pájaros o roedores.
Se recomienda que el restaurador realice un seguimiento periódico, al menos una vez al año, para controlar la evolución de la obra y poder solventar así posibles futuras alteraciones

Taller de Restauración: VICTORIA POLO SERRANO. Zafra 2011-12.



miércoles, 25 de enero de 2012

PIEZA DESTACADA DEL DÍA

La conversión de San Pablo
Escuela italiana
Comienzos del siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra


En la iglesia conventual se encuentra la capilla funeraria del segundo duque de Feria, dedicada a san Raimundo de Peñafort. Fue trazada por el maestro mayor de la obras ducales, Francisco de Montiel, y construida por su hijo Bartolomé González Montiel, que le sucedió en el cargo, entre 1615 y 1616.

En la capilla se celebraba todos los 25 de enero un jubileo desde que, en 1607, el Papa Pablo V concediese indulgencias plenarias y perpetuas para los que «visitaren la capilla de San Raymundo el día de la conuersión de San Pablo». Por ello, en el ático del retablo mayor, obra del ensamblador Salvador Muñoz, se colocó un lienzo que representa la milagrosa conversión de San Pablo en el camino de Damasco.

Un cuadro en el que prima el carácter narrativo (se ajusta a lo descrito en el libro de los Hechos de los Apóstoles) con una clara orientación catequética. En la parte superior, en medio de una tempestad, de un impetuoso vórtice de nubes y de luz, aparece una pequeña figura de Cristo ordenando el suceso: un chorro de luz «venida del cielo» deslumbra a Saulo y a su blanca montura, que aparecen abatidos en tierra. Entonces «oyó una voz que le decía: Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?», que obliga al jinete y a su caballo, a pesar de su desconcierto, a mirar hacia lo alto. Alrededor, sus compinches, «mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie», gesticulan asombrados ante el prodigio que contemplan; mientras uno de ellos, sobre su cabalgadura, huye despavorido hacia el bosque que tiene al fondo.
Juan C. Rubio Masa

miércoles, 18 de enero de 2012

EL MUSEO RESTAURA

Conferencia y presentación de las tablas de los santos Pedro y Pablo de la Colegiata de Zafra


Correrá a cargo de la restauradora Dª Victoria Polo Serrano, que disertará sobre su valor patrimonial, la conservación y el proceso de restauración seguido.

MUSEO SANTA CLARA
martes 24 de enero
17:00 horas

Estado de las tablas antes de su restauración

En enero del pasado año, iniciábamos la actividad “Tesoros de la Colegial Insigne. Cuarto centenario (1609-1612), dentro del programa “La pieza del Mes”. Tratábamos de mostrar al público una serie de obras poco conocidas de la parroquia de la Candelaria y, al tiempo, recordar lo que fue la desaparecida colegiata.
Lo hacíamos con estas dos tablas que formaron parte, seguramente, de la predela de un retablo o de un sagrario del siglo XVII. Empezar con ellas no fue casual, queríamos mostrar el mal estado de conservación en que se encontraban y sensibilizar a la opinión pública de la necesidad de acometer su restauración.
La respuesta de la Asociación de Amigos del Museo y del Patrimonio de Zafra fue inmediata, a pesar de la escasa dotación de fondos con los que cuenta.
Inicia la AMPZ con la restauración de estas piezas uno de sus cometidos como asociación. Así, en unos días, en el taller de restauración entrará un cuadro-relicario de la segunda del siglo XVII, perteneciente también a la Candelaria, para un tratamiento de conservación.
Somos conscientes de las dificultades económicas que atravesamos, pero si desean colaborar con la AMPZ para esta tarea pueden ponerse en contacto a través de la dirección ampzafra@gmail.com o dejando su colaboración en recepción en la urna que se habilitará al respecto.

lunes, 2 de enero de 2012

PIEZA DEL MES DE ENERO


«Salus Populi Romani»
Óleo sobre cobre, plata, cristal y cordón de hilos de seda
8,4 cm x 6 cm
Segunda mitad del siglo XVII
Parroquia de la Candelaria, Zafra



Dentro de un medallón oval de plata se guarda esta representación de la Virgen con el Niño, que es réplica del icono bizantino conocido como María «Salus Populi Romani», que se venera en la capilla Borghese de la basílica de Santa María la Mayor de Roma.

La devoción a este icono, fechado en los siglos VI o VII, pero que la piedad popular consideraba pintado por el propio evangelista san Lucas, estuvo muy arraigada en la ciudad, de donde se extendió por todo el orbe católico como verdadero semblante de la Madre de Dios.

Sin embargo, su consideración como Protectora del Pueblo Romano es relativamente reciente, ya que no lo fue así hasta el siglo XIX, como recuperación neoclásica de una vieja tradición religiosa de la República romana. Actualmente, el icono es muy conocido al utilizar una copia, junto con una cruz desnuda, como emblemas de las Jornadas Mundiales de la Juventud.

En el icono, María dirige su mirada a los fieles, mientras sostiene entre sus brazos a su Hijo, que la contempla y los bendice. La imagen del medallón no es un calco, pero el artista ha seguido fielmente su apariencia, como era usual entonces, aunque ha dotado al simulacro de una humanidad, que suaviza el hieratismo del modelo.

El medallón, como relicario, guarda también un agnusdéi del papa Clemente IX (1667-1669), algunos huesecillos de santos sin identificar y una cruz patriarcal de astillas de madera, quizá un lígnum crucis, sobre un monte de tela negra.

No sabemos a quién perteneció este medallón-relicario pero quizá lo ostentase, colgado sobre su pecho, don Diego del Castillo Villavicencio, que fue quinto abad de la Colegiata (1668-1694).

Juan C. Rubio Masa