domingo, 13 de diciembre de 2020

"Zafra en tiempos de la guerra de la Independencia"
de José María Moreno González, Cronista Oficial de la ciudad de Zafra.
 
Presentación virtual desde el Museo Santa Clara a cargo de José María Lama Hernández.
Sábado 19 de diciembre de 2020
12:30 h.

 
Para unirse a la reunión Zoom:
https://zoom.us/j/98104310168
ID de reunión: 981 0431 0168


 

martes, 1 de diciembre de 2020

PIEZA DEL MES / DICIEMBRE 2020

Iglesuela de hojalata
Hojalata, cristal, latón e hilos metálicos
32 x 17.5 x 33 cm
Siglo XIX
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el claustro monástico hay una hornacina acristalada en la que las monjas veneran y conservan una imagen, de tamaño natural, de san Buenaventura revestido con el hábito cardenalicio. En su mano izquierda ostenta como atributos un libro de talla y, sobre él, esta iglesia en miniatura, confeccionada por un hábil hojalatero.

Plateada para ocultar la pobreza matérica, es una ingenua y evocadora síntesis de un edificio eclesial: un volumen prismático o nave con contrafuertes y pináculos en las esquinas, un fanal acristalado que alude al crucero y al ábside, y una fachada con su puerta abatible y una espadaña con tres campanillas colgantes de sus huecos.

La iglesia, como distintivo iconográfico, es propia de los padres o doctores de la Iglesia: santos reconocidos por los concilios o los papas como maestros de la fe. Ocho eran los primeros, cuatro de rito latino (Ambrosio, Jerónimo, Agustín y Gregorio Magno) y cuatro de rito oriental (Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Juan), todos de los siglos IV y V.

Once siglos después, los papas definieron los criterios para acceder a tal dignidad y nombraron como doctores al dominico Tomás de Aquino (1567) y al franciscano Buenaventura de Fidanza (1588).

Desde entonces acá, la nómina de los doctores modernos alcanza los treinta y seis, entre ellos Juan de la Cruz (1926), Teresa de Jesús (1970), la primera doctora de la Iglesia, y Juan de Ávila (2012).

 

 

 

 

 

 

Galería alta del Museo
Del 1 al 31 de diciembre de 2020

 

 

 

 

viernes, 20 de noviembre de 2020

EXPOSICIÓN TEMPORAL / LOS CAMINOS DE LO SAGRADO

 
 

Los caminos de lo sagrado

Cuando el papa Inocencio X dicen que exclamó ¡troppo vero! ante su retrato ejecutado por Velázquez, su pretensión quizá fuese mostrar un elegante distanciamiento o desconcierto ante una obra que bien sabía él que reflejaba cabalmente su desasosegada alma y su agitada vida.

A los retratistas palatinos se les exigía destreza y buenos oficios, pero sobre todo se les pedía que pintaran naturalezas muertas, rostros solemnes y bonitos terciopelos, nada que manifestara la intimidad de sus regios modelos. Porque refleja la vida interior del papa no podemos olvidarnos del cuadro cuando nos alejamos de él. Nos ha conmovido y sigue ahí.

Las fotografías de Rafael Sánchez nos emocionan (acentúan nuestra sensibilidad) y enseñan (nos ilustran y aportan conocimiento) porque también persiguen un interés más profundo cual es sacar a la luz la vida íntima de lo que retrata, captar un instante y sorprender una clave para ahondar en el desciframiento de nuestra condición a partir de una experiencia privilegiada de lo humano: la experiencia religiosa.

El universo de lo sagrado y sus caminos a través de las manifestaciones cultuales y festivas de la religiosidad popular son el asunto de esta colección. Lo sagrado a través de la etnografía y de lo cotidiano, de lo sencillo, familiar e íntimo. Una religiosidad desinformada de dogmas y que juzga la divinidad cercana e ingenua, simple y elemental.

Buena parte de estas fotografías nos muestran cómo la religiosidad une o religa al individuo no solamente con lo sagrado y trascendente, sino fundamentalmente consigo mismo, con las tradiciones del pueblo y con la identidad del grupo, con las devociones familiares y con las de los antepasados.

La devoción y la fiesta religiosa se convierten así en un continuo que liga al padre con el hijo o al abuelo con su nieto, un continuo que –así mismo– los vincula a un lugar.

Tiempo y espacio quedan así ligados en la lectura ritual y colectiva del Libro de los Milagros durante la romería de los Remedios de Fregenal o en ese padre de La Umbría (Huelva) al que su hijo endomingado acompaña y ayuda a portar el estandarte en una procesión mariana. El cohetero de Jabuguillo junto a la comunidad ortodoxa de Madrid, el mayordomo de La Umbría ofreciendo gañotes y anisete al lado de la sobria adustez de una pastora calvinista, los aguadores de Aracena y los bautismos fluviales de los Testigos de Jehová, los monaguillos de Alájar, Fuenteheridos, los danzantes de la Virgen de Hinojales o los rubios y uniformados mormones de Sevilla, todo expresa el fondo sacro que aún perdura en una sociedad –aseguran– secularizada.

La fiesta y el ruego, la celebración y la súplica, son los dos momentos de la religiosidad popular más propicios para sorprenderla. El exvoto, la vela y los actos propiciatorios son recuerdos y donaciones que testimonian la gratitud a una divinidad accesible y consoladora.

Las fotografías registradas en Fátima o Lourdes, sus desfiles de convalecientes y los objetos personales que se dejan en los templos, todas estas fotografías de Rafael nos hablan del carácter universal del sufrimiento y de la enfermedad, de la necesidad de explicarnos y precavernos del dolor, pero también nos evocan y ayudan a dotar de significación a esos otros “santuarios” improvisados, callejeros y espontáneos que se organizan donde el fanatismo terrorista ha celebrado su macabro ritual, otra forma de expresión del fondo sacro y simbólico de la condición humana.

Todo este material fotográfico supone, principalmente, una valiosa aportación al enorme e inacabable inventario del patrimonio etnográfico de los pueblos extremeños y andaluz, también portugués, sociedades fronterizas y a la vez encadenadas a un universo simbólico mucho más compartido y similar que el que las demarcaciones territoriales y jurisdicciones políticas se obstinan en mostrar.

Alberto Guallart 





Los caminos de lo sagrado
Fotografías de Rafael Sánchez

Exposición temporal
Galería alta del Museo
Del 25 de noviembre de 2020 al 24 de enero de 2021

 

martes, 10 de noviembre de 2020

ESPACIO DONACIONES / NOVIEMBRE 20 - MAYO 21


 

Durante los próximos seis meses el Espacio Donaciones mostrará las siguientes obras pictóricas donadas al Museo:

Silvia Soto
Pasado & Presente
Acrílico sobre lienzo
100 x 50 cm
2008
 
Carmen Urbano
Silencios
Acuarela
70 x 50 cm
2008
 
Eduardo Millán Sañudo
Nardo
Óleo sobre lino pegado a tabla
18 x 23.5 cm
2012
 
Antonio Lara Luque
Por amor
Tinta sobre papel
25 x 25 cm
2012
 
Carmen Montoro
Espacios y límites
Óleo sobre tabla
40 x 40 cm
2012
 
Andy García
La bella austeridad
Mixta sobre lienzo
60 x 45 cm
2012



 



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ESPACIO DONACIONES
Del 10 de noviembre de 2020 al 16 de mayo de 2021

domingo, 1 de noviembre de 2020

PIEZA DEL MES / NOVIEMBRE 2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cruz relicario
Madera, cristal, hierro, telas, papel,
tinta y restos orgánicos
49.7 x 33.2 x 1.9 cm
Siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra



Desde los primeros siglos, la Iglesia ha venerado los restos de los mártires tanto para honrar su memoria, como para fortalecer la fe de los fieles al considerarlos referentes de conducta evangélica.

Una muestra de la devoción a las reliquias es esta sencilla cruz relicario que contiene, en su frente, dieciocho tecas circulares con restos de otros tantos mártires de los primeros siglos. Realizada a mediados del siglo XVII, guarda la colección particular de un devoto, quizá una monja o fraile, que la destinó a estar colgada en alguna capilla u oratorio. 

El conjunto, que acoge restos de cristianos inmolados por su fe entre los siglos II a IV, parece estar encabezado por santa Jucundina, cuya teca se encuentra en la cúspide de la cruz. Otras siete se distribuyeron en el patibulum para guardar reliquias procedentes del cementerio de Calixto, de las once mil vírgenes o del papa san Ceferino. Mientras que las ocho del pie del árbol se destinaron a contener las de santa Felicitas y de sus siete hijos mártires: santos Felipe, Vidal, Félix, Jenaro, Marcial, Alejandro y Silvano. 

A través de la veneración de estos minúsculos fragmentos óseos, los devotos sentían cercanía con la santidad, experimentaban una unión espiritual con aquellos que gozan ante Dios de la vida eterna alcanzada por su martirio.

 

 

 

 

Galería alta
Hasta el 30 de noviembre de 2020

sábado, 10 de octubre de 2020

CONCIERTO EN EL MUSEO


 

Ayer noche, nos ha resultado gratificante volver a ver a esta iglesia conventual, volver a ver este Museo Santa Clara acogiendo un concierto y más en estos tiempos de tribulación que nos ocupan.

Ha sido un concierto que formaba parte de la V Edición del Ciclo "Juan Vázquez. Músico natural de Badajoz". Un ciclo musical que, a pesar de estos malos tiempos, sigue afianzándose en nuestra tierra, gracias a la labor incansable del Instituto Extremeño de Canto y Dirección Coral (InDiCCEx) y de su presidente Alonso Gómez Gallego.

El concierto de ayer se intitulaba "Mientras suenan y cantan" y constó de obras de compositores del ámbito católico francés, italiano, portugués y español. Corrió a cargo del dúo "LUX BELLA" (nombre que alude al Tratado del teórico musical domingo Marcós Durán, natural de Garrovillas). El dúo "Lux Bella", formado por la soprano Mariví Blasco, una de las grandes voces de la música antigua española y el organista y clavecinista Miguel del Barco Díaz, nace con la idea de llevar al publico la música escrita para voz sola con bajo continuo de los siglos XVII y XVIII tanto del ámbito religioso como del profano. Ambos intérpretes poseen una dilatada experiencia en el campo de la música antigua que han adquirido dentro y fuera de España desde su periodo de estudio y formación hasta la actualidad, ofreciendo conciertos e impartiendo cursos y clases magistrales de sus respectivas especialidades.

MIENTRAS SUENAN Y CANTAN

Tento de V tom (clave solo). Manuel Rodrigues Coelho (c.1555-1635)
Ave Domine Iesu Christe. Cristóbal de Morales (1500-1553)
Puse mis amores. Juan Vázquez (c.1505-1563)
Solo a Nuestra Señora. Juan Hidalgo (1614-1685)
Toccata Nona (clave solo). Girolamo Frescobaldi (1583-1643)
O dulcedo meliflua. Giovanni Paolo Cima (c.1570-1622)
Placare Domine. Isabella Leonarda (1620-1704)
Alma redemptoris mater (antífona). Giovanni Antonio Rigatti (c.1613-1648)
Fantasia en mi (clave solo). Louis Couperin (c.1626-1661)
Gloria in Excelsis Deo (hymne de Anges). Louis-Nicolas Clerambault (1676-1749)
Usque quo Domine (motete). Jean Gilles (1668-1705)
Cantemus Domino. Michel-Richard Delalande (1657-1726)
 

 


 
 
 

 

 



 

 

jueves, 1 de octubre de 2020

 






















V Ciclo Juan Vázquez (2020)

«MAESTROS ESPAÑOLES DEL S. XVIII Y SU LEGADO MUSICAL EN LOS CENTROS RELIGIOSOS EXTREMEÑOS»

 

 

El Instituto Extremeño de Canto y Dirección Coral retoma la actividad del ciclo Juan Vázquez con la presente edición que tiene por objeto el conocimiento de la música y músicos españoles relacionados con Extremadura. Así, en el club de lectura se podrán montar, leer y escuchar obras transcritas directamente desde fuentes originales manuscritas de maestros españoles del s. XVIII conservadas, principalmente, en centros religiosos extremeños. También se darán a conocer otros repertorios de maestros relacionados con Guadalupe (Cáceres), Zarza la Mayor (Cáceres) y Zafra (Badajoz).

https://www.indiccex.es/2020/09/21/ciclo-juan-vazquez-actividades-transversales/

 

IMPORTANTE
Se podrá asistir al concierto con invitación.
El aforo es de 52 personas.
Sanidad Pública nos obliga a llevar un registro de los asistentes que incluya nombre y apellidos y teléfono, por si hubiese contagio.
Quiénes deseen asistir deben acercarse al Museo para que tomen nota de sus datos.
Después les comunicaremos si tienen plaza o no.





PIEZA DEL MES / OCTUBRE 2020


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alegoría de las virtudes de sor Margarita de la Cruz
Grabado calcográfico a buril
19.8 x 13.4 cm
Pedro Perrete
Madrid, 1636

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra


Sor Margarita de la Cruz (1567-1633) fue una monja clarisa de alcurnia imperial: era hija y nieta de emperadores y hermana del rey Felipe II. 

Tenía una vocación religiosa tan profunda que abandonó las pompas mundanas a las que estaba destinada, para recluirse en el monasterio de las Descalza Reales, cercano al Real Alcázar de Madrid.

Esta hagiografía fue escrita por su confesor el franciscano Juan de Palma, por encargo del rey Felipe IV, su sobrino nieto, e impresa en la Imprenta Real en 1636. El objetivo de tan rápida publicación, a tan solo tres años de su fallecimiento, buscaba que su virtuosa vida de claustro sirviese para iniciar su proceso de beatificación.

Se enriquece el libro con estampas del grabador barroco Pedro Perret o Perete (c.1610-1639), hijo y discípulo del grabador flamenco Pedro Perret. Ambos estuvieron al servicio de la Casa Real, pero su corta vida hizo que alguno de sus grabados se atribuyera a su progenitor.

Uno de sus mejores trabajos es la serie de nueve estampas, incluida la portada, que forman parte de esta obra. En la última vemos a dos angelotes que descubren el lecho mortuorio de la infanta monja. Amortajada con el hábito de las clarisas, porta un crucifijo entre sus manos y está cubierta de flores. Alrededor seis mujeres alegorizan las virtudes que ornaron su existencia: caridad y esperanza, en primer término, y religiosidad, pobreza, fe y humildad, detrás del lecho.


Vida de la Serenísima Infanta sor Margarita de la Cruz Religiosa descalça de S. Clara. Dedícala al Rey Nuestro Señor Philipe IIII el P.F. Ioan de Palma Definidor General de la Orden de San Francisco Confesor de Su Alteza Hijo de la S. Prouincia de Los Ángeles. Con Preuilegio En Madrid. En la Inprenta Real. Año de 1636.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Galería alta del Museo
Hasta el 31 de octubre de 2020

 


 

martes, 1 de septiembre de 2020

PIEZA DEL MES / SEPTIEMBRE 2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Patenas e hijuela
Plata dorada
0.8 x 13.7 Ø cm
0.6 x 12 Ø cm
0.5 x 8.7 Ø cm
Siglo XVI-XIX
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra



La patena es un platillo de metal noble, circular y levemente cóncavo en su centro, que sirve en la Liturgia Eucarística para contener la hostia, la forma redonda y delgada de pan ácimo que se consagra y consume. 

La patena ha evolucionado con el tiempo. En los primeros siglos, algunas eran como bandejas en las que se recogían las ofrendas de pan que, ya consagrado, se distribuían entre los feligreses asistentes. 

Durante el Medievo, cambia la liturgia y se acentúa el celo respecto de la Comunión, así como su consumo frecuente, lo que lleva al uso de la patena sólo por los sacerdotes, a su reducción de tamaño y a la utilización de plata u oro en su manufactura; si bien, se permitía su ornamentación con relieves, esmaltes e, incluso, cabujones.

Después del Concilio de Trento, se vuelve totalmente lisa para extremar su aseo y pulcritud como vaso sagrado que había de contener el Cuerpo de Cristo. De ahí nacen las expresiones populares «limpio como una patena» o «más limpio que una patena» o, sencillamente «como una patena».
La hijuela, que las acompaña, cubría la hostia antes del Ofertorio; mas, es raro que sea de plata, lo usual es que fuese de tela bordada y acartonada.

 

 

 

 

 

Galería alta
Hasta el 30 de septiembre de 2020

 

 

 

 

 


jueves, 27 de agosto de 2020

DONACIÓN AL MUSEO

Ayer, Carmela Montaño ha donado al Museo Santa Clara veintiséis rollos de película, grabados por ella y Estudio XX, sobre Zafra, la Feria de San Miguel y otras festividades locales, así como de otras localidades de nuestro entorno. Este legado pasará a formar parte, como depósito, de la Fototeca Municipal de Zafra.

Desde el Museo y desde el Excmo. Ayuntamiento de Zafra, la institución que lo sustenta, nuestro agradecimiento a Carmela por su donación.


 

 

 

jueves, 13 de agosto de 2020

Por el fallecimiento de una hermana clarisa, el museo permanecerá cerrado hoy, jueves 13 de agosto, y mañana por la celebración de su funeral. 

Sentimos su pérdida y lamentamos las molestias. 

Descanse en paz.

 

viernes, 3 de julio de 2020

Nueva iluminación de la iglesia conventual

La comunidad de hermanas clarisas, antes de que comenzase el estado de alarma, había contratado el cambio de la iluminación de la iglesia que se ha procedido a realizar en esta semana.
Les invitamos a contemplar la iglesia en el horario del Museo, el resultado es magnífico.








martes, 30 de junio de 2020

PIEZA DEL MES / JULIO-AGOSTO 2020







Emblema de san Ignacio de Loyola
 
Plata en su color, cincelada, repujada, burilada, calada y fundida
28.3 x 16 x 2.2 cm
Sin marcas. Taller andaluz
Siglo XVIII
 
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra

 

Hasta mediados del pasado siglo, en la iglesia conventual se conservaba un retablo dedicado a la Virgen de la Antigua, que conocemos a través de una fotografía parcial, tomada por el catedrático Diego Angulo en 1927, que guarda la Fototeca de la Universidad de Sevilla. En ella se ve, además, una talla de san Ignacio de Loyola, que sostiene con su mano derecha este emblema iconográfico.


Vendido el retablo, la imagen pasó a la sacristía y de ahí a la iglesia del colegio de Villafranca de los Barros.

El emblema, que desconocemos porqué se quedó en el convento, es una pieza sencilla en la que se advierte el punteado del diseño realizado por el platero para comenzar su labor de cincelado en algún taller sevillano o cordobés de la segunda mitad del siglo XVIII. 

Consta de un mango del que surge un sol radiante, con rayos rectos y flameantes, en cuyo centro se muestra recortado el antiguo monograma IHS, abreviatura del nombre de Jesús en griego, que ha sido desarrollado en latín como Iesus Hominum Salvator o Jesús salvador de los hombres, traducido al castellano.

Fue el propio Loyola, uno de los fundadores de la Compañía de Jesús, quien adoptó en su sello como general de la orden dichas siglas rematadas por una cruz. Posteriormente fue asumido, rodeado de rayos, como emblema jesuítico.

Galería alta del Museo 
Hasta el 30 de agosto de 2020








viernes, 19 de junio de 2020

Torneos Fotográficos "De la Luna al Fuego" 2020




EXPOSICIÓN TORNEOS FOTOGRÁFICOS "DE LA LUNA AL FUEGO" 2020

 

El Centro de Iniciativas Turísticas de Zafra organiza la única actividad presencial de la edición de 2020 del festival "De la Luna al Fuego", con una selección de imágenes de los anteriores certámenes de fotografía del festival, que se puede visitar del 19 de junio al 31 de julio en el Museo Santa Clara.

La exposición está formada por diecinueve imágenes, entre las que se encuentran las fotografías ganadoras de los dos concursos anteriores y una selección de las imágenes presentadas. Para realizar esta actividad se ha contado con el apoyo de la Asociación "Por amor al Arte", del Consejo Local de la Juventud de Zafra, del Ayuntamiento de Zafra y del Museo Santa Clara.

El horario de visita es de martes a domingo, de 10:00 a 14:00 horas en la galería alta del Museo.


Visita a la exposición

lunes, 1 de junio de 2020

PIEZA DEL MES / JUNIO 2020


 


 
Cortina de sagrario
 

Raso, hilos de oro, plata, oro y seda, lentejuelas y vidrios de colores
51 x 41.5 cm
Labor monacal
Finales del siglo XIX o comienzos del XX
 

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra



 

Antes del Concilio Vaticano II, en señal de respeto y veneración, se acostumbraba a cubrir o velar la puerta del sagrario, en el que se custodiaba el Santísimo Sacramento, con una cortina de tela, a veces de los colores del tiempo litúrgico, que se solía ornamentar con simbología alusiva a la Eucaristía.

Para el del altar mayor de la iglesia conventual, las monjas clarisas, sobre una tela rectangular de raso marfileño, bordaron en realce sobrepuesto una custodia dorada, de las llamadas de sol, en cuyo centro refulge un disco plateado que evoca una Hostia consagrada. 


Las espigas y el racimo de uvas dispuestos en redor aluden a las especies eucarísticas, pan y vino, que merced a la transustanciación se convierten en carne y sangre de Cristo, durante la liturgia eucarística, la parte central y culminante de la Santa Misa.


La iglesia católica solemnizó este misterio sacramental, que no advierten los sentidos, pero reemplaza la fe, instituyendo en 1264 la festividad del Corpus Christi, tras difundirse las visiones de una religiosa de Lieja y el milagroso brote de sangre al partir la hostia consagrada en Bolsena.


Una celebración litúrgica para la que el santo dominico Tomás de Aquino (1225-1274) compondría, entre otros, el himno eucarístico Pange Lingua, que aún se entona en las iglesias mientras se adora al Santísimo Sacramento.


 









Galería alta
Hasta el 30 de junio de 2020