miércoles, 30 de noviembre de 2022

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Santa Clara de Asís
Grabado a buril sobre vitela
9.5 x 6.9 cm
Lodewyk Jozef Fruijtiers
Amberes
Segunda mitad del siglo XVIII

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra



Siguiendo la lección espiritual de Juan Bernardone, motejado Francesco o el francés, que había creado la orden de los Hermanos menores o franciscanos en 1209, la joven Clara de Favorone abandona su casa familiar para consagrarse a Dios.

El sueño de vivir en pobreza, con alegría y hermandad, lo materializa en el convento de San Damián (Asís), donde se instala junto a su hermana Inés y otras mujeres en 1212, dando origen a la segunda orden franciscana: las Hermanas pobres o clarisas.

Para Santa Clara, la vida conventual se rige por una regla, que define los tres votos de obligado cumplimiento. Si la obediencia y la castidad son inexcusables para la vida en fraternidad, la «santa pobreza», como la llamaba la santa, era un anhelo: la comunidad, carente de bienes, habría de cubrir las necesidades cotidianas con limosnas y con lo que, gracias a su trabajo, produjera el huerto monástico. La clausura era también una dimensión de la pobreza, al fijar unos límites vivideros, y un medio para alcanzar la vida contemplativa.

En el grabado, aparece arrodillada y en oración ante la custodia que contiene el Santísimo Sacramento, con el que espantaría a los musulmanes que quisieron asaltar el convento y es su símbolo iconográfico.

Fue estampado en vitela, piel de vaca o ternera curtida y pulida, por L. J. Fruijtiers (Malinas, 1713 – Amberes, 1782), un grabador flamenco que ofició como miniaturista y dibujante de frontispicios de publicaciones académicas y estampas devocionales. 






Galería alta
Hasta el 31 de diciembre de 2022

viernes, 25 de noviembre de 2022

EXPOSICIÓN TEMPORAL


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL MUNDO EMOCIONAL DE LA VICTIMA

En la campaña de acción-sensibilización «El mundo emocional de la víctima 2022», contra la violencia de género, Manuel Mata Gil, escultor y psicólogo extremeño del COPEX-Proyecto PILAR (Red de asistencia psicológica a mujeres víctimas de violencia de género en situación de emergencia), ha incorporado en este proyecto artístico disciplinas como la instalación, la pintura, la poesía, la escultura y textos científicos.

La exposición consta de más de 30 obras que abordan desde distintos prismas el fenómeno de la violencia de género y que pretende encontrar respuestas cromáticas y expresivas al sufrimiento y a el maltrato. La muestra es, en sí misma, una definición de «reciclarse, protegerse, cuidarse, empoderarse».
Utilizando diferentes materiales encuentra un mundo pictórico por medio de las técnicas mixtas, con movimientos, formas y fusiones expresivas que tienen como enlace de unión las emociones y los sentimientos del ser humano «mujer» y las situaciones a las que se ve sometida, recibiendo ayuda y acompañándola en este duro momento de su vida. Los cuadros van acompañados de unos textos técnico-científicos y explicativos de porqué se hizo esa obra y unas breves estrofas de poesía libre de Manuel Mata Gil.

Manuel cuenta con el apoyo incondicional de su hermana, la doctora en Psicología Sarai Mata Gil. Los dos trabajan juntos en Badajoz en sus Consultas PSICOLOGIA MATA GIL.  Sarai, especialista en estrés postraumático en violencia de género, interviene con las victimas en situación de emergencia y aporta valoraciones técnicas psicológicas a cada una de las obras plásticas, dándole un significado interpretativo enriquecedor al mundo emocional de la víctima, haciéndonos más conscientes de esa realidad tan dolorosa y enfermiza de la que se puede salir.

La exposición, que comenzó su andadura en 2011, ha estado expuesta en el Ilustre Colegio de Abogados de Badajoz, en la Casa de Cultura de Villafranca de los Barros, en el Museo Luis de Morales de Badajoz, en el Castillo de Medinaceli, Palacio Ducal DEARTE… y desde el 25 de noviembre hasta el 18 de diciembre de 2022 se podrá visitar en Museo Santa Clara de Zafra.

Díptico de la exposición

Galería alta
Del 25 de noviembre al 18 de diciembre de 2022

martes, 1 de noviembre de 2022

PIEZA DEL MES / NOVIEMBRE 2022

Caja relicario de los Santos Lugares
Madera, nácar, papel, metal
2.4 x 7.8 x 4.5 cm
Tierra Santa. Palestina
Siglo XVII

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra





 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde que san Francisco visitase los Santos Lugares, hacia 1220, los hermanos menores o franciscanos, han estado presentes en ellos. Si bien, será el Tratado de Jaffa, que pacificó Palestina durante diez años (1229-1239), el que permitiría que se asentasen en los principales lugares cristianos: el Santo Sepulcro, Belén o el Monte Sión.

Son ya ochocientos años en los que, a pesar de las persecuciones y los mártires, los franciscanos llevan conviviendo con los musulmanes y manteniendo su acción misionera.

Ocho centurias en las que miríadas de frailes viajaron por tierra y mar hasta Oriente, a la Custodia de Tierra Santa, para predicar el Evangelio, guardar los Santos Lugares y servir a los peregrinos. Cuando regresaban algunos traían reliquias, cruces y artesanías de madera y nácar que acababan en los relicarios de los conventos de la Orden.

Esta cajita es una de esas piezas traídas como un tesoro, al contener tierra y cascajos de lugares como la casa de San José y de la Virgen, el huerto de Getsemaní o el Monte de los Olivos… 

Elaborada en madera con incrustaciones de cuadrifolias de nácar, se presenta como una colección, al llevar huecos separados y un trozo de papel manuscrito y pegado en la tapa indicando el lugar de procedencia. 

Para un convento de clarisas, su posesión y contemplación era una manera de acercarse simbólicamente a la tierra en la que vivió la Sagrada Familia o a los lugares de la predicación y Pasión de Jesucristo.

 

 

 

 

 

Galería alta del Museo
Hasta el 30 de noviembre de 2022