lunes, 1 de noviembre de 2010

PIEZA DEL MES DE NOVIEMBRE

San Diego de Alcalá.
Vida y novena Papel, cuerda y pergamino 19 x 13 x 2 cm Francisco Peña Madrid, 1794 Donación de D. José Luis Nuño Arcos Museo Santa Clara, Zafra En 1400 nacía en San Nicolás del Puerto (Sevilla) un niño al que impusieron el nombre de Diego. Años después, al profesar como hermano lego en el convento franciscano de la Arruzafa, en Córdoba, acompañaría a su nombre el de su aldea. Conocido en vida como fray Diego de San Nicolás pasa al santoral como San Diego de Alcalá, al haber fallecido en esa ciudad en 1463. Fue un fraile inquieto. Estuvo en Canarias como misionero, peregrinó a Roma y vivió en varios conventos hasta recalar en el de Santa María de Jesús de Alcalá de Henares, donde, como no era sacerdote, se ocupó de la portería y de la huerta. Su vehemente caridad y su simplicidad espiritual le hicieron extremadamente popular entre los más necesitados. Tras su deceso, acudieron a su tumba reyes, nobles y prelados rogando su intercesión. Pero fue la curación milagrosa del príncipe Carlos en 1562 lo que llevó a su canonización en 1588. La devoción al santo se extendió tanto, que significativos artistas se encargaron de elaborar su iconografía, desde Zurbarán, Murillo o Carracci en la pintura a Fernández o Mena en la escultura. Una comedia sobre su vida escribió Lope y hasta una ciudad en California adoptó su nombre. El libro, que presentamos, es una traducción del latín de la obra de Francisco Peña, el promotor de su proceso de canonización. Como complemento, en la iglesia pueden contemplarse dos piezas del siglo XVII: un lienzo, de escuela sevillana, en el retablo mayor y una escultura en uno de los colaterales. En ambas, el santo, imberbe, se abraza o muestra la cruz.
JCRM