Óleo sobre lienzo
82 x 64 cm
Siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
Las representaciones de Jesús con la cruz a cuestas aparecen ya en los primeros siglos del cristianismo, a pesar de que solamente Juan, en su Evangelio, especifica que, tras ser condenado, la cargó camino del Gólgota; mientras que, los otros evangelistas se limitan a apuntar que los soldados romanos echaron mano de un tal Simón de Cirene para que la llevara.
Los Evangelios apócrifos, las visiones de los místicos y el teatro medieval, unido a la difusión por los franciscanos de la devoción al Vía Crucis, acabaron por enriquecer y dramatizar la narración y fijar la iconografía.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI, tras los dictados conciliares de Trento, alcanzará una gran difusión; que en los conventos, se verá favorecida, al conocerse la conversación mística entre san Juan de la Cruz y el lienzo del Nazareno, en Segovia.
Cristo aparece representado de medio cuerpo, coronado de espinas, vestido de púrpura y encorvado por el peso de la cruz que apoya sobre su hombro derecho. Su rostro, enrojecido y ensangrentado, no expresa el dolor físico y moral que convendría en una representación realista. La mirada baja, los párpados pesados y los labios cerrados transmiten la aceptación de su sacrificio por la humanidad.
Tampoco carga Jesús la cruz a la manera usual, arrastrando el estipe o madero más largo por la espalda; sino que parece abrazarlo, con la intención de erguirla. Adquiere la cruz, así, un significado triunfal, símbolo de la Redención, más que de instrumento de suplicio.
Como obra devocional, sobre los valores estéticos, prima la voluntad de conmover a los fieles mediante la contemplación tanto del sufrimiento de Cristo, como de su aceptación de la voluntad divina.
Restaurada durante la campaña de verano de 2013 por el equipo dirigido por el profesor Dr. D. Francisco José Sánchez Concha, Facultad de Bellas Artes, Universidad de Sevilla. Con el apoyo de la Consejería de Cultura del Gobierno de Extremadura, el Excmo. Ayuntamiento y la Asociación de Amigos del Museo y del Patrimonio de Zafra.
Galería alta del Museo. Hasta el 31 de marzo