miércoles, 26 de marzo de 2014
PIEZA INVITADA: CRISTO DOLOROSO ARTICULADO
Desde mañana, pueden contemplar esta magnífica escultura fabricada en caña y pasta de maíz en Nueva España (México), en el último tercio del siglo XVI.
Se trata de un Cristo doloroso articulado procede de la Colegiata de Nuestra Señora de Candelaria de Zafra.
Del 27 de marzo al 27 de abril de 2014.
11:00-14:00 h. y 17:00-18:30 h.
Galería alta del Museo.
Para más información picha aquí
CRISTO YACENTE
Desde el pasado 25 de marzo, en la iglesia conventual está expuesto el Cristo yacente del convento.
Una obra muy realista y dramática del siglo XVIII.
La imagen procesionó en la tarde del Viernes Santo desde 1968 hasta hace pocos años.
miércoles, 19 de marzo de 2014
EN EL DÍA DE SAN JOSÉ
sábado, 8 de marzo de 2014
sábado, 1 de marzo de 2014
PIEZA DEL MES - MARZO 2014
Cristo de la Humildad y Paciencia
Óleo sobre lienzo
87 x 80,5 cm
Siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
En el ocaso del Medievo, la devoción
popular propició la aparición de imágenes conmovedoras de Cristo en su Pasión.
La más antigua es la cruenta de la llamada Misa de San Gregorio. Una estampa anómala al sobrepasar el proceso evangélico y la muerte, para mostrarnos a Cristo vivo, pero con las llagas sangrantes tras la crucifixión; como si su sufrimiento redentor fuese intemporal. Más, tanta fortuna tuvo a pesar del anacronismo, que la figura aislada fue tipificada como Cristo, Varón de dolores.
Otra es la de Cristo sentado en la piedra fría allá en la cima del Gólgota: desnudo, coronado de espinas y con sus manos y pies atados con cuerdas. Desamparado, agotado por los golpes y la infamia, su rostro refleja la agonía del que tan solo espera el final.
Ya a comienzos del Quinientos, esta patética iconografía fue reinterpretada por Durero en la serie de grabados de la Pequeña pasión. En la portada, muestra a Cristo acongojado, sentado sobre una roca y hundiendo el rostro en su mano derecha; pero, con los estigmas pasionales visibles, coronado de espinas y las potencias de su divinidad.
De estos modelos deviene, en España, el Cristo de la Humildad y Paciencia. Una figura devocional, muy recurrente entre los siglos XVI y XVIII, que muestra dos variantes: la más conocida, Cristo meditabundo momentos antes de ser crucificado, tiene en Zafra como paradigma al Señor de la puerta de Jerez. La otra es la de este lienzo, Cristo pensativo se apoya en la columna tras ser flagelado; una versión, quizá inspirada en las revelaciones de santa Brígida, a la que el piadoso pintor añade un orante san Juan Evangelista y un ángel, que se apresta a cubrir la divina desnudez.
Restaurada en 2013 por Dª. Verania Rodríguez, del equipo dirigido por D. Francisco José Sánchez Concha y Dª. María Dolores Zambrana Vega, del Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla.
Con el apoyo de la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de Extremadura, del Excelentísimo Ayuntamiento de Zafra y de la Asociación de Amigos del Museo y del Patrimonio de Zafra.
Cristo de la Humildad y Paciencia
Óleo sobre lienzo
87 x 80,5 cm
Siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
La más antigua es la cruenta de la llamada Misa de San Gregorio. Una estampa anómala al sobrepasar el proceso evangélico y la muerte, para mostrarnos a Cristo vivo, pero con las llagas sangrantes tras la crucifixión; como si su sufrimiento redentor fuese intemporal. Más, tanta fortuna tuvo a pesar del anacronismo, que la figura aislada fue tipificada como Cristo, Varón de dolores.
Otra es la de Cristo sentado en la piedra fría allá en la cima del Gólgota: desnudo, coronado de espinas y con sus manos y pies atados con cuerdas. Desamparado, agotado por los golpes y la infamia, su rostro refleja la agonía del que tan solo espera el final.
Ya a comienzos del Quinientos, esta patética iconografía fue reinterpretada por Durero en la serie de grabados de la Pequeña pasión. En la portada, muestra a Cristo acongojado, sentado sobre una roca y hundiendo el rostro en su mano derecha; pero, con los estigmas pasionales visibles, coronado de espinas y las potencias de su divinidad.
De estos modelos deviene, en España, el Cristo de la Humildad y Paciencia. Una figura devocional, muy recurrente entre los siglos XVI y XVIII, que muestra dos variantes: la más conocida, Cristo meditabundo momentos antes de ser crucificado, tiene en Zafra como paradigma al Señor de la puerta de Jerez. La otra es la de este lienzo, Cristo pensativo se apoya en la columna tras ser flagelado; una versión, quizá inspirada en las revelaciones de santa Brígida, a la que el piadoso pintor añade un orante san Juan Evangelista y un ángel, que se apresta a cubrir la divina desnudez.
Restaurada en 2013 por Dª. Verania Rodríguez, del equipo dirigido por D. Francisco José Sánchez Concha y Dª. María Dolores Zambrana Vega, del Departamento de Pintura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla.
Con el apoyo de la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno de Extremadura, del Excelentísimo Ayuntamiento de Zafra y de la Asociación de Amigos del Museo y del Patrimonio de Zafra.
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