Juan Carlos Rubio Masa
domingo, 3 de enero de 2010
PIEZA DEL MES DE ENERO
Busto-relicario de San Sebastián
Madera policromada
28,5 x 22 x 13 cm
Madrid. c. 1600
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
Inscripción: «S[an] SEBASTIAN»
El veinte de enero, «cuando más hiela», la Iglesia celebra a San Sebastián, del que la Leyenda Dorada cuenta que sufrió un doble martirio allá por el siglo III.
Su fiesta litúrgica, en algunos pueblos de Extremadura, se ha vinculado a ritos atávicos, como Las Carantoñas o El Jarramplas, que al cristianizarse han pervivido fosilizados como un eco remoto e insondable. Su devoción estuvo otrora tan extendida que, por los campos de la región, abundan las ermitas bajo la advocación de los Santos Mártires, para venerarlo asociado a San Fabián, un Papa martirizado poco antes. En Zafra, su ermita se alzaba a la vera del camino de La Puebla y Jerez, en su torno se fue formando desde finales del siglo XV la barriada de los Mártires y, en el XVIII, en su emplazamiento se fundaba un convento de carmelitas.
Sebastián era miembro de la guardia imperial, al tiempo que buen cristiano. Denunciada su confesión, fue obligado a escoger entre la milicia o seguir a Cristo. Y como su elección ofendió al poder, fue atado a un árbol para que un pelotón lo asaeteara. Más, no llegando a expirar y abandonado, alguien lo liberó y curó. Recuperado, se presentó ante el emperador para recriminarle su persecución a los cristianos, por lo que nuevamente fue condenado a morir, pero esta vez apaleado.
El relicario expuesto formaba parte del conjunto que enviaron los Duques de Feria al convento en 1603. La talla muestra, como es tradicional, al santo desnudo, atado al árbol y acribillado; y, en su pecho, la reliquia dentro de una teca oval. Es una imagen expresiva y piadosa que no oculta cierto regusto vallisoletano.
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