domingo, 1 de mayo de 2011

PIEZA DEL MES DE MAYO

Jofainas

Plata repujada, cincelada y picado de lustre

42 cm de diámetro x 4,5 cm de alto

Taller cordobés

Primer cuarto del siglo XVIII

Parroquia de la Candelaria, Zafra

Marcas: del artífice (GAr/ÇIA), del contraste Francisco Alonso del Castillo (CAS/TI/LLO) y de la ciudad de Córdoba (león rampante).

En el mundo antiguo, la ablución de las manos se entendía como un ritual de purificación, más espiritual que físico, y como gesto de hospitalidad cuando eran los pies los que se enjuagaban.

Los Evangelios dan buena prueba de ello: desde Pilatos que se lava las manos, como seña de su irresponsabilidad ante la injusta condena que se impone a Cristo; hasta el lavado de pies que éste, como signo de humildad, hace a sus discípulos al comienzo de la cena pascual.

La Iglesia ritualizó estos gestos en la liturgia de la Misa. Así, el celebrante antes del ofertorio de las especies se enjuaga las manos con un deseo de limpieza interior. Mientras que la ceremonia del lavatorio de pies, de los oficios vespertinos del Jueves Santo, adquiere un carácter conmemorativo.

Para estos ritos se necesitaba un ajuar apropiado: una jofaina, fuente o palangana en la que recoger el agua que se vierte con un jarro o aguamanil y una toalla o manutergio para secarse.

Las dos piezas, que mostramos, fueron cinceladas y repujadas a comienzos del siglo XVIII, para el servicio litúrgico de la Colegiata zafrense. Su forma redonda y honda y el pronunciado pezón central, en el que encajaría el jarro, evidencian su función.

Muestran una ornamentación abultada y simétrica, compuesta de roleos vegetales contrapuestos y acabados en flores. El borde sobresaliente, que sirve de asidero, posee una cenefa similar.

Quizá sean obra del platero Antonio García Vallejo, aunque la marca pudiera pertenecer también a artífices como Francisco García de los Reyes o Juan García Bachillón que tenían talleres en Córdoba por aquel tiempo.

Juan Carlos Rubio Masa