domingo, 1 de marzo de 2015

PIEZA DEL MES - MARZO 2015




Relicario de san Gregorio Magno
Madera policromada, dorada y estofada, cristal y telas
31 x 21,5 x 13,5 cm
1601-1603
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra


 

En un occidente europeo ocupado por los pueblos germánicos, en el que entre los cristianos anidaban la confusión, la indiferencia espiritual, las dudas o la desesperación propia de los cambios de ciclo, vivió el papa san Gregorio, al que la tradición llamó el Magno, uno de los cuatro Doctores de la Iglesia.

Fallecido en Roma el 12 de marzo de 604, en su vida hay un constante alejamiento de lo mundano y una necesidad de retiro espiritual, que le llevaría al reparto de sus bienes y a la fundación de un monasterio benedictino en el que profesó. Una clausura de la que fue sacado, contrariando su voluntad, al ser elegido papa.


Aunque nos legó una extensa obra (Epístolas, Diálogos, Moralia…), es más conocido por la compilación del Antifonario Gregoriano y por atribuírsele el alivio de las almas del purgatorio con la celebración de misas conocidas como treintena gregoriana.


Mil años después de su muerte, restos suyos pasaron a formar parte de la colección de reliquias reunida por los Duques de Feria. Y, dentro de este busto-relicario, llegaron a Zafra para su veneración en el convento de Santa Clara.
Aunque san Gregorio nunca llevase tiara, pues esta no surge hasta el siglo VIII, la porta en el busto como símbolo de la dignidad y autoridad del Sumo Pontífice. 


Es un gorro cónico al que se acomodan tres coronas y del que penden, por la espalda, dos cintas: son las ínfulas de los consagrados, traídas de la tradición pagana. 

Sobre los hombros cae la capa pluvial como si presidieran una ceremonia litúrgica y, en el pecho, a modo de broche, una teca oval con vidriera permite ver los santos restos. 
 




Galería Alta. Hasta el 31 de marzo