Rosarios
Plata, plata dorada, coral, azabache y cristal coloreado
Entre 47 y 63 cm de longitud
Siglos XVII a XIX
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
El rezo del Santo Rosario, o rosaleda de oraciones dedicada a la Virgen María, es la devoción más extendida entre los católicos.
Su origen hay que buscarlo antes del año mil. Entonces, como los laicos no sabían leer, para orar, siguiendo el modelo monástico del salterio, se les enseñó a repetir padrenuestros o avemarías hasta ciento cincuenta veces.
En el siglo XIII se populariza tras las misiones de santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de Predicadores, contra el catarismo que se negaba a venerar a la Virgen.
Ya a comienzos del siglo XVI estaba definido en su forma actual: tras santiguarse y rezar un padrenuestro y tres avemarías, se enuncia el primero de los misterios gozosos, dolorosos o gloriosos de Jesucristo y de la Virgen, que corresponda al día. Sigue el rezo de diez avemarías, precedidas de un padrenuestro y rematadas con un gloriapatri. Tras repetirlo cuatro veces, una por cada uno de los misterios restantes, se suele concluir con una letanía mariana y la salve. Desde 2002 se incorporaron a la serie de misterios, los luminosos.
Para poder recitarlo sin equivocarse surge el rosario. El modelo más difundido es el de una sarta de cuentas, de variado material y forma, enlazada a un nudo, con algún motivo religioso, del que penden otras tres cuentas, o no, y una cruz.
Galería alta del Museo
Hasta el 31 de mayo de 2019