Virgen de los Dolores
Talla en madera policromada
138 x 54 x 60 cm
Escuela sevillana
Finales del siglo XVII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
En un retablo dieciochesco de la iglesia conventual se venera esta imagen de la Virgen de los Dolores cuya gestualidad, sus manos entrecruzadas, pegadas al pecho, su rostro lleno de lágrimas, su cabeza inclinada hacia atrás y su mirada elevada a lo alto, expresa un profundo dolor que se acomoda a la contemplación dramática de su Hijo clavado en la cruz.
Su túnica talar trasluce el contraposto que adopta su cuerpo y se alarga hasta cubrir los zapatos a la manera montañesina, con pesados pliegues verticales. Las mangas, rematadas en puños vueltos, dejan a la vista la blanca camisa interior. Cubre la cabeza con una toca, que enmarca el rostro y se prolonga hasta la cintura en dobleces curvilíneas, y un manto cuyos extremos recoge sobre sus brazos y cae con tiesura desde los sobresalientes codos hasta los pies.
Como Dolorosa está enlutada, pero la negritud de las telas de duelo casi se pierde por el rico estofado que trasluce el dorado de base. Trabajado con minuciosidad, son magníficos los roleos vegetalizados que muestra.
De esta Dolorosa, que se talla en un taller de escultura de finales del siglo XVII, seguidor de la escuela sevillana, desconocemos casi todo. Tan solo que se pensó para algún altar o retablo que la mostraría cercana a la vista de los devotos, dada la alta calidad de su policromía.