jueves, 1 de febrero de 2024

PIEZA DEL MES / FEBRERO 2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Relicario de un mártir emeritense
Madera, cristal, papel y restos óseos y dentarios
38 x 33.5 cm
Finales del siglo XVII

Monasterio de Santa María del Valle, Zafra



Aunque Mérida, en el martirologio, es reconocida a través de santa Eulalia (292-304), también debieron ser martirizados junto a ella otros miembros de su comunidad cristiana durante las persecuciones de Diocleciano. O así lo creyeron quienes encontraron la tumba de la que procede esta reliquia: un fragmento de la mandíbula inferior y un molar, probablemente de un varón. Sin embargo, nada sabemos de su procedencia exacta, excepto que en la filacteria que la acompaña lleva escrito: «S[an]to Martir de Mer[id]a».

El coraje de Eulalia en su denuncia y el violento martirio que padece, con tan solo doce años, daría ánimo a los cristianos frente al acoso pagano, llegando a convertir a la niña mártir en un símbolo de la fe y su tumba en un centro de peregrinaje. Tras el 313, con el Edicto de Tolerancia, se levanta sobre su sepultura un edículo martirial y, en su redor, un cementerio cristiano: una tierra en la que descansar junto a la heroína. ¿Pudo venir de este camposanto la reliquia expuesta?

Sea como fuere, llegó de Mérida al Monasterio de Santa Clara, donde fue colocada en la capilla-relicario que los duques de Feria habían levantado en la iglesia conventual hacia 1600. Para su exposición a los fieles, las monjas encargaron un marco, tallado en madera, en el que los dorados roleos vegetales envuelven una teca oval que protege los restos tras su vidriera.

 




 
 
 
Hasta el 29 de febrero de 2024
Galería alta