viernes, 1 de septiembre de 2017
PIEZA DEL MES / SEPTIEMBRE 2017
Dolores de la Virgen
Plata en su color
15.5 x 29.6 cm
Siglo XIX
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
En las iglesias y ermitas españolas es frecuente ver imágenes marianas con un corazón traspasado por siete espadas o una sola clavada en su pecho. Atributos iconográficos que distinguen a la Virgen de los Dolores, de la Soledad o de las Siete Espadas, cuya festividad -con mucho arraigo en nuestro país- se celebra el 15 de septiembre.
El origen de la advocación lo encontramos en el pasaje evangélico de la profecía de Simeón: en el versículo de la Presentación de Jesús niño en el Templo, cuando el anciano sacerdote predice a su Madre que, por su causa, «una espada te atravesará el alma» (Luc. 2: 35).
La devoción a los Dolores de la Virgen surge en el Medievo. Al principio, la lista solo incluía cinco, pero por equilibrio con los Siete Gozos de Nuestra Señora acabaron siendo tres relacionados con la Infancia y cuatro con la Pasión de Cristo: 1. La Profecía de Simeón; 2. La Huida a Egipto; 3. Jesús perdido y hallado en el Templo; 4. El Encuentro en la calle de la Amargura; 5. La Crucifixión; 6. El Descendimiento de la Cruz y 7. El Santo Entierro.
A finales del siglo XV, en la ciudad flamenca de Brujas se llegarán a fundar una cofradía y un convento a ellos consagrados. Y en Amberes se imprimirá en 1509 un grabado con la representación primera de las siete espadas dispuestas alrededor del pecho de la Virgen. Una iconografía patética que caló hondamente en la piedad popular, extendiéndose con rapidez por el Occidente europeo.
Con el tiempo, y sobre todo en las tallas vestideras, las espadas se colocaron clavadas, ahora, en un corazón, generalmente de metal, y dispuestas bien de forma radial o agrupadas tres a un lado y cuatro a otro.
Galería alta del Museo
Del 1 al 30 de septiembre de 2017