Cubrecáliz
Seda, lino, galón, hilos metálicos y lentejuelas
50 x 50 cm
Siglo XIX
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
El cáliz y la patena, hasta el Ofertorio de la Misa, se mostraban cubiertos con el «velum» o cubrecáliz, un paño cuadrado de seda del mismo color y calidad que la casulla del celebrante o, en su carencia, blanco.
La tradición de recubrirlos era antigua en la Iglesia, pero desde el siglo XVI fue obligatorio su ocultamiento durante la liturgia de la Palabra, como signo de respeto al vaso y la bandeja que habrían de contener el misterio eucarístico tras la consagración. Con los cambios introducidos por el concilio Vaticano el uso del cubrecáliz es opcional, por lo que ya es raro verlo.
Cuando se usa, para preparar el cáliz, antes de la Misa, se coloca sobre este, primero el purificador, un paño de lino blanco que cae a los lados del mismo y sirve para limpiar el vaso tras la comunión. Encima va la patena con la forma a consagrar y, sobre ella, la palia que la protege y da esa forma regular al remate tras colocar encima el cubrecáliz. Por último, se dispone la caja que guarda los corporales. Este orden se invierte sobre el altar al inicio de la liturgia Eucarística.
Galería alta
Hasta el 31 de agosto de 2018