Madera pintada al óleo y dorada
23.8 x 34.7 x 0.9 cm
Siglos XVI-XVIII
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
Ámbito singular de una clausura es el coro, el lugar de la alabanza al Altísimo, que se dispone a los pies de la iglesia, frente al altar. El de Santa Clara, además, se eleva por cima de la solería eclesial, al encontrarse sobre las criptas funerarias monjiles y de los primeros señores de Feria.
Para que las monjas participasen en la liturgia, se comunica con la iglesia a través de una ventana apaisada con doble reja y puertas labradas. Los muros restantes los llena la sillería coral, que las monjas ocupan desde 1585. Sus cantos y salmodias alcanzarían una mejor modulación tras el estreno del órgano en 1782.
La sillería consta de treinta y ocho estalos, que muestran una sencilla ornamentación renaciente, a excepción de los tres de la cabecera y los dos de los rincones. La silla principal, reservada a la Virgen del Valle, no la ocupa monja alguna; a un lado, se sienta la abadesa y, al otro, la hebdomadaria o semanera, estalo que queda vacío cuando ese oficio le compete a la primera.
La comunidad de hermanas queda así dividida en dos grupos, que alternan semanalmente el inicio del canto de las horas litúrgicas. Precisamente esta tablilla, de sencilla ornamentación pintada, dorada y con el texto «HEB:DO/MA.DA», iba cambiando de posición para indicarlo.
Galería alta del Museo.
Hasta el 31 de marzo de 2020