lunes, 1 de junio de 2020
PIEZA DEL MES / JUNIO 2020
Cortina de sagrario
Raso, hilos de oro, plata, oro y seda, lentejuelas y vidrios de colores
51 x 41.5 cm
Labor monacal
Finales del siglo XIX o comienzos del XX
Monasterio de Santa María del Valle, Zafra
Antes del Concilio Vaticano II, en señal de respeto y veneración, se acostumbraba a cubrir o velar la puerta del sagrario, en el que se custodiaba el Santísimo Sacramento, con una cortina de tela, a veces de los colores del tiempo litúrgico, que se solía ornamentar con simbología alusiva a la Eucaristía.
Para el del altar mayor de la iglesia conventual, las monjas clarisas, sobre una tela rectangular de raso marfileño, bordaron en realce sobrepuesto una custodia dorada, de las llamadas de sol, en cuyo centro refulge un disco plateado que evoca una Hostia consagrada.
Las espigas y el racimo de uvas dispuestos en redor aluden a las especies eucarísticas, pan y vino, que merced a la transustanciación se convierten en carne y sangre de Cristo, durante la liturgia eucarística, la parte central y culminante de la Santa Misa.
La iglesia católica solemnizó este misterio sacramental, que no advierten los sentidos, pero reemplaza la fe, instituyendo en 1264 la festividad del Corpus Christi, tras difundirse las visiones de una religiosa de Lieja y el milagroso brote de sangre al partir la hostia consagrada en Bolsena.
Una celebración litúrgica para la que el santo dominico Tomás de Aquino (1225-1274) compondría, entre otros, el himno eucarístico Pange Lingua, que aún se entona en las iglesias mientras se adora al Santísimo Sacramento.
Galería alta
Hasta el 30 de junio de 2020